Aqui les posteo 3 noticias del partido Argentina-Francia, donde todos deben saber que argentina gano 2 a 0
JUAN PABLO CARRIZO Y MARTIN DEMICHELIS FUERON LOS ABANDERADOS DEL FONDOSe vio la "Resistencia argentina"
Si los franceses tuvieron en la Segunda Guerra Mundial "La Résistance", anoche la Selección improvisó algo similar. Fue una especie de Resistencia Argentina que, apoyada en Demichelis y Carrizo, aguantó con solvencia los ataques del local.
Ese abrazo sentido y prolongado que le dio Martín Demichelis a su compañero del Bayern Frank Ribery fue puramente protocolar: después, Micho no le dejó tocar una pelota. Ni a él ni a Henry ni a Anelka ni a nadie. En esa defensa policromática que armó Maradona (uno del Inter, uno del Bayern, uno del Real y uno de Vélez), Demichelis fue el punto más alto. Entre otras cosas, justamente, porque ganó casi todas de arriba...
Igual, a Juan Pablo Carrizo no le faltó trabajo en el Velodrome. Sobre todo, en el primer tiempo, cuando el 1 que deja dudas en la Lazio pero no falla en la Selección estuvo atento, firme, imbatible.
Lo de Demichelis fue impecable de principio a fin. Más veloz y decidido que ninguno, se anticipó siempre a los delanteros franceses. Cerró bien a los costados, sobre todo cuando Zanetti sufría las subidas de Ribery. Se complementó a la perfección con Heinze, aunque cometió menos faltas que su coequiper. Y hasta le dio una mano a Papa, ordenó y se mandó al ataque hasta el pitazo final.
Carrizo tenía por delante un partido muy particular. Relegado al banco en su equipo, Maradona le habló una, dos, diez veces para decirle que tenía la gran chance de demostrarles a los italianos de la Lazio y al mundo entero que él era el arquero de Argentina.
Acompañado por su mujer y su hijita en esta estadía francesa, respondió bien cada vez que le tocaron timbre: a Ribery dos veces y otras dos a Anelka, una de ellas un mano a mano espectacularmente resuelto. En el segundo tiempo ya casi no fue exigido, salvo en dos centros (en uno salió a destiempo). Si le faltaba confianza, anoche el 1 se fue con el ego bien llenito...
FRANCIA 0 - ARGENTINA 2
Mascherano y diez másCAPITAN Y SIMBOLO. MASCHERANO MANIOBRA ENTRE TOULALAN Y GOURCUFF. EL VOLANTE TUVO UN GRAN PARTIDO.
El ojo de Maradona no falló a la hora de elegir al capitán. No porque Zanetti no pueda serlo. Debe quedar claro. El acierto pasa por el sucesor. Es Mascherano y 10 más. En tiempos en que la Selección sembraba dudas en cuanto al espíritu en general de sus futbolistas, Diego optó por cambiar la cabeza. Buscó mística. Y Mascherano es el símbolo. Lo que juega, lo que quita, ya se sabe. Lo que contagia también. Pero era imprescindible un mensaje contundente. Maradona lo dio y parece que todos lo van asimilando. Mascherano es el equilibrio para aportar en todos los sentidos en el juego y también afuera. Y Argentina hoy entrega una sensación parecida a su capitán. No lanza un flash tras otro, pero emite paz. Frente a un rival del primer nivel mundial, con individualidades de élite y subcampeón del mundo, contra Francia, aquí, se comprobó. No pasó del abismo a ser una híper Selección. Es inevitable la aclaración para no caer en exageraciones. Pero sí supo ingeniárselas para responder en diversos momentos con las fórmulas que requería la ocasión. No es poco para esta historia con Maradona a la cabeza que recién comienza a desentrañarse.
Argentina arrancó sin lograr afirmarse atrás y sin lastimar arriba. En esas ocasiones, se necesita resistir. Y lo hizo con la solvencia de Demichelis despejando lo que tiraban y con las manos de Carrizo, quien como si no pasara una gris realidad en Lazio le tapó un mano a mano a Anelka con una salida soberbia. Francia, sin arrollar, manejaba la situación. Ribery complicaba a Papa y Jonás Gutiérrez. Equilibraban Mascherano y Gago, pero no era suficiente porque Maxi Rodríguez por el otro lado no aportaba. Así Messi estaba aislado. Y Agüero no pesaba.
Sin embargo, despacio, aguantando, Argentina logró pararse, salió del asedio y a partir de los 35 minutos se ubicó en el campo de Francia. Ahí, un ratito antes del gol, nació lo más saludable. Papa se había afirmado. Jonás había crecido. Era otra cara la del equipo. Y llegó lo vital, lo que suele quebrar los partidos: un gol. Que agrandó a Argentina y que arrodilló a Francia.
Más allá de un par de centros peligrosos sobre su área, Argentina tuvo la virtud del orden, de la astucia. Aguardó con paciencia, sin desarmarse, sin obsequiar espacios. Francia intentó sin éxito, sin ideas. Henry no la tocó más. Ribery cambió de franja, molestó un rato a Zanetti, pero Maradona mudó a Gutiérrez a esa zona (por Maxi) y asunto arreglado. Messi parecía no estar. Mascherano y Gago (construyó un segundo tiempo de novela) eran dueños del medio. Sólo restaba que el ex Boca acertara en algún pase largo para la contra letal.
Lo que planificaba Argentina con paciencia lo coronó: Messi-Tevez-Messi y la fiesta. Y el ole. Y la sensación de baile. Que en ese instante era real. Que no fue siempre así. Porque en varios pasajes faltó más juego. Porque es crucial un Messi menos intermitente. Porque la impresión es que habría que contar con más peso en el área: ¿con un 9 grandote? Hoy son temas menores. Lo esencial es que la Selección cambió la imagen. En cuatro entrenamientos y dos partidos, consiguió mucho de lo que busca Maradona. Pero no hay que ser exitista. Alegría, pero con equilibrio. Paz. Lo que necesitaba la Selección. Ya no es sólo Mascherano. Es el capitán y 10 más. Como debe ser un equipo.
Con perfume MaradonaCasi todo giró en torno al DT de Argentina en Marsella. En la noche en que lo ovacionaron 60 mil personas todas las apuestas que ensayó le salieron bien. Quiso contagiar coraje y mística. Lo logró. Su influencia fue decisiva.
GOLAZO DEFINITORIO. Lionel Messi se va gritando su conquista. Papa lo festeja, los franceses lo sufren.
No hizo falta que esperara la acción de la pelota y sus caprichos para que Maradona comprobara que su día número 100 como técnico de la Selección, aquí, a pasitos del Mediterráneo, anclaría para siempre en su memoria. Apenas apareció en el césped del Velodrome, mientras sus jugadores realizaban los movimientos precompetitivos, levantó velocidad su corazón: 60 mil personas, el estadio completo, le rindieron pleitesía al rey. Lo acariciaron. Lo endulzaron. Estallaron en gritos los argentinos que coparon un rincón. Y se acoplaron los franceses, sumándose varios al estribillo clásico y prendiéndose todos en el aplauso de admiración y respeto. Se sabe que Diego protagoniza un fenómeno universal. Pero siempre hay espacio para la sorpresa. Para más. Y el 10 agradeció levantó sus brazos y chocando sus palmas. Era como si estuviera en la Bombonera. Sin embargo, lo mejor de la noche estaba por venir. El lanzamiento de una nueva fragancia en la tierra exacta. Argentina, con "Perfume Maradona". Era el primer desafío grande como entrenador de la Selección y a Diego todo le salió redondo. Todo nada menos que ante un poderoso como Francia, el subcampeón del mundo.
Así como transmitió Maradona calma en toda la previa. Así como charló en forma individual con los jugadores en el hotel, mimando a Messi, respaldando a Carrizo, explicándole a Tevez por qué no era titular, impulsando el ánimo de Papa y de Jonás Gutiérrez para que no flaquearan ante el fútbol que es capaz de producir Ribery, también el 10 que ahora dirige motivó en el vestuario pegando cartulinas con mensajes más que claros. "Nadie es titular. Titular es la camiseta", se leía en una de ellas. "Acá nadie viene a cumplir", era la leyenda de la segunda, como para que recordaran aquella frase que Basile pronunció hace poco, cuando ya había renunciado al cargo. Quería mística. Quería garra. Quería coraje. Y eso a la Selección le sobró. Había que verles las caras a los jugadores en la zona mixta, con el 2-0 sellado, al referirse a ese perla maradoniana: les brillaban las miradas... Efecto buscado, efecto logrado.
En el juego, de las fichas que apostó no perdió ninguna. Se inclinó por Jonás Gutiérrez y el ex Vélez y Mallorca, cuando se afirmó, fue importante para marcar, pero también para llegar: marcó el 1-0. Sostuvo a Juan Pablo Carrizo, que venía mal en Lazio, y le respondió. Bancó a Messi hasta el final, aunque parecía borrado, y el crack precoz dibujó ese cuento maradoniano por partido que en Barcelona suele escribir con prosa dulce. Puso a Tevez en la recta final y Carlitos resultó vital para cerrar el partido. Hubo reflejos en Maradona. En el segundo tiempo, cuando Ribery se mudó de la derecha a la izquierda para aprovechar algunas flaquezas del tandem Zanetti - Rodríguez, trocó de franja a Maxi y Gutiérrez. Con Jonás ahí, Ribery ya no desequilibró. Cuando el francés volvió a la derecha, de nuevo Diego regresó a ese sector a Gutiérrez.Tan bien le fue a Maradona que logró que los franceses gritaran "ole" cuando Argentina toqueteaba, silbaran a los suyos y hostigaran hasta el hartazgo a Domenech.
Diego gritó más el gol de Messi que el de Jonás Gutiérrez. Mandó adelante a sus jugadores en pleno éxtasis y "ole". Fue a saludar al golpeado Domenech, después del partido. Y abrazó en la cancha uno a uno a sus futbolistas. El último, con el capitán Mascherano, interminable.
"¿Ultimas 2 preguntas? No. Ganamos. Ultimas 5", dijo en ronda de prensa Diego, el señor felicidad. Lógico. Esta aventura recién empieza y concretó el primer súper impacto. No hay que desbordarse, pero sí entusiasmarse. Porque parece que el 10 sabe jugar afuera. En la Selección se siente el aroma. "Perfume Maradona".